

Por esto, hoy desbloqueamos la relación que existe entre las emociones, los roles y el trabajo en equipo, que te permitirá ver de forma clara qué hacer para encajar de forma adecuada en la dinámica laboral a la que has llegado.
Comencemos por el primer rol emocional que vas a tener cuando llegas a un nuevo equipo de trabajo, que sin importar si eres jefe o colaborador, te va a tocar.
Ser el nuevo del equipo es una etiqueta que llevas en la frente hasta tu integración real. En algunos equipos esta integración se gesta desde la primera semana, otros en un mes y otros quizá no se integran nunca.
Por varias razones, en el artículo que hablábamos de las chaquetas del rol que nos ponemos, se explicaba que hay materiales o etiquetas en esas chaquetas que colocas tú y otras que coloca el equipo donde llegas.
Sin embargo, cuando eres el nuevo del equipo, el papel que tienes que jugar (seas colaborador o líder) es el de observador imparcial y sin juicios. En principio porque nadie te exigirá demasiado en ese periodo y, en segundo lugar, podrás hacer muchas preguntas sobre el funcionamiento de las cosas por curiosidad natural de tu puesto.
Muchas veces se te hará fácil encajar en un nuevo equipo de trabajo. Aún así la realidad es que las capacidades de adaptación en el entorno laboral lo son todo. Por eso, cuando sobrevaloramos nuestras individualidades y no flexibilizamos nuestra manera de ser nos encontraremos un problema de integración importante.
Para identificar cuáles son las reglas no dichas de tu nuevo grupo y generar un trabajo en equipo que se engrane perfectamente, te damos estos consejos. Por ejemplo, ¿hay alguien que es más abierto y funciona como integrador del grupo? Busca algo de conversación con él o ella, identifica alguno de sus gustos y coincide con él o ella “casualmente”.
No estamos hablando de que te conviertas en un acosador, sino que lo hagas con tino y naturalidad. Si esta persona habla bien de ti, será más sencillo que te integren. Solo estás buscando un “el nuevo es muy agradable” y eso lo logras prestando atención.
Luego hay un espacio donde puedes preguntar y solucionar tus dudas y que está mejor visto. En ese caso, procura identificar cuáles son estos espacios. Por ejemplo, quizá después de los planteamientos que se hacen dentro de la reunión formal, nadie indaga mucho más sobre los resultados de los otros miembros del equipo; sin embargo, una vez están en el almuerzo, discuten con mayor distensión e incluso señalan algunos errores.
La falta de observación y lanzarte de buenas a primeras, sin prestar atención a las señales de tu entorno, pueden dar muy mal resultado en pocas semanas. Abre bien los ojos para conseguir, lo más rápido posible, el ritmo del trabajo en equipo que existe en tu nuevo espacio profesional.
Si estás teniendo problemas con la adaptación o te interesa el tema, te recomendamos el curso completo de Arturo Palacios sobre cómo encajar de manera más sencilla en los equipos de trabajo.
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